Tratamiento de la Lumbalgia

Antes de cualquier abordaje de una patología es necesario realizar un estudio exhaustivo del caso, aunando el perfil de paciente junto con las posibles causas que han llevado a padecer dolor de la columna lumbar.

Evaluación de la lumbalgia

Para nosotros es clave la historia clínica del paciente y en el terreno que se encuentra, así que dedicamos especial atención a conocer las enfermedades o lesiones previas que pueden funcionar como predisponentes a padecer lumbalgia: signos en alteraciones en algún valor tras analíticas de sangre que puedan estar relacionados, accidentes laborales o de tráfico, razones por las que esté llevando un tratamiento farmacológico, intervenciones quirúrgicas, etc. Todo este tipo de información es crucial para identificar las “líneas rojas” o “signos de alarma” que nos señalen que sea necesaria una atención médica para descartar posibles complicaciones o para abordar su correspondiente tratamiento.

Definido el contexto del paciente procedemos a conocer el caso en sí, concretando la forma de aparición de la lumbalgia, tipo de dolor que cursa, desencadenantes de éste, evolución en el transcurso del día, y todo lo relacionado más directamente con la lumbalgia en sí misma.

Posteriormente se realiza una valoración completa del caso concreto de lumbago en consulta, donde entran en escena técnicas de valoración y diversos test de fisioterapia para concretar el tipo de lumbalgia y sus causas. Una vez que se define el origen y los factores que han definido el tipo de lumbalgia se procede al tratamiento.

Cómo curar la lumbalgia

Curar la lumbalgia depende de los antecedentes del paciente, los hábitos de éste y por supuesto del tipo de lumbalgia. Cada uno de los tipos de tratamientos que vamos a describir van ligados a mantener unos buenos hábitos de vida, como puede ser realizar actividad física, evitar el sedentarismo, tener una alimentación variada y evitar y/o afrontar de la mejor manera situaciones estresantes. Además, aunque muchos pacientes no hacen el suficiente hincapié posteriormente, el ejercicio terapéutico siempre va a tener una gran relevancia como proceso rehabilitador y preventivo.

Querría, a parte, mencionar que las pautas que se describen están basadas según nuestra especialización en terapia manual y que, por tanto, se considera una simple opción frente a otros tipos de alternativas terapéuticas.

Tratamiento de la lumbalgia con origen local

Como ya hablamos en el artículo anterior su origen reside en la zona de dolor, por lo que mayoritariamente consideraremos que la lesión o la disfunción se encuentra en el sistema musculoesquelético, por lo que estaría relacionado el sistema óseo-articular, muscular y/o fascial de la región lumbar. Es aquí donde principalmente reside el movimiento, y por tanto la evaluación de cómo es el movimiento en esta región junto con el resto del cuerpo es fundamental para ejecutar un tratamiento exitoso.

Entran en protagonismo diversas y numerosas técnicas de osteopatía y fisioterapia para devolver el equilibrio funcional de las estructuras involucradas en dicha patología. Es habitual observar bloqueos o regiones vertebrales menos móviles (dorsolumbalgia o sacrolumbalgia) en el que en ocasiones basta con una manipulación de osteopatía estructural, junto con actividades de movilidad para devolver la función de esta zona de manera consciente por parte del paciente.

En este tipo de dolor lumbar se encuentran las conocidas contracturas o sobrecargas, que a parte de aplicar terapia manual sobre estas zonas para devolver a un estado de relajación de la musculatura, descubren los factores que han llevado a sufrir esta lesión (hábitos posturales prolongados, caídas o grandes golpes, gestos mecánicos inesperados, etc) para que no vuelva a ocurrir, aspecto importante y al que en muchas ocasiones no se le dedica la suficiente atención.

El tiempo de tratamiento se extiende según la gravedad y la agudeza de la lumbalgia, aunque ya desde la primera sesión el paciente tiene resultados paliativos. Podríamos considerar que es necesario como media un tratamiento de entre 3 y 5 sesiones de fisioterapia y osteopatía, aunque para tratar algunos casos de lumbalgia aguda podría ser necesaria alguna sesión más. Incluso una lumbalgia crónica aguda puede ser tratada con fisioterapia para paliar sus síntomas y ralentizar su agravamiento, mejorando así la calidad de vida del día a día del paciente.

Tratamiento de la lumbalgia irradiada

Ya sabemos que este tipo de lumbalgias están originadas por un componente compresivo sobre un nervio o una raíz nerviosa vertebral, lo cual podemos entenderlo como una radiculopatía.

El nervio suele ser presionado en algún punto o zona de riesgo llamada “desfiladero”, como suele ocurrir comúnmente con el nervio ciático en el síndrome del músculo piramidal, o en alguna zona de paso conflictivo a través la cintura sacro-pública como en zonas próximas a los ligamentos sacrotuberoso y sacroespinoso.

Para tratar este tipo de lumbalgia, una vez identificado el origen compresivo, que principalmente es muscular o mecánico, se procede al tratamiento con el objetivo de eliminar o disminuir el componente opresor del nervio.

Por causa muscular se utilizan principalmente terapias de inhibición como las técnicas de músculo-energía, digitopuntura, presión isquémica, etc.

En casos de origen biomecánico, entran en protagonismo técnicas basadas en recuperar la correcta movilidad de las regiones involucradas como las manipulaciones osteopáticas estructurales y las técnicas articulatorias.

Por otro lado, puede ser una raíz nerviosa (inicio del nervio tras su salida de la columna vertebral) la que se encuentra invadida por un proceso inflamatorio vinculado a una lesión de la unidad disco-vertebral. Para bajar el proceso agudo inflamatorio, aparte de trabajar con terapia manual, es necesario acudir a tratamientos de electroterapia como puede ser la diatermia o ultrasonido. Además, en este tipo de lumbago suele verse agradecido por técnicas de osteopatía estructural y craneosacral, y terapia miofascial. El tratamiento suele alargarse según la complejidad del agende compresivo y su cronicidad, dependiendo también de la recuperacion del ph alterado propio del nervio afectado. Como mínimo son necesarias al menos 2 sesiones complementando la osteopatía y la fisioterapia.

Tratamiento de la lumbalgia por dolor referido

Considerando que los síntomas característicos de este tipo de lumbago son un “reflejo” de problemas en otras regiones, el tratamiento suele ser a distancia, es decir, mediante técnicas aplicadas en otras zonas donde se encuentra la causa de las molestias.

En casos en los que el motivo sea de origen visceral (posiblemente intestino, vejiga, riñón, útero, próstata, etc) las técnicas que se aplican provienen de la osteopatía visceral y craneosacral, y la de la terapia miofascial. El objetivo principal es devolver la movilidad y motilidad de la víscera afectada y normalizar los posibles puntos de atrapamiento que pudiesen encontrarse, que pudiesen influir en su correcta funcionalidad y provocar esa molestia en otra parte del organismo.

Si es un punto gatillo (explicado en el artículo anterior) quien provoca el dolor referido a a la región lumbar como puede ocurrir con musculatura glútea o dorsal, se puede acudir a tratamiento sobre estas zonas con punción seca o terapia manual como por ejemplo con técnicas de inhibición de punto de Jones.

En cuanto al factor tiempo en el proceso terapéutico correspondiente, es el más prolongado y más incierto a su vez de los tres tipos de lumbalgia, y puede variar mucho en casos de lumbalgia severa, ya que depende de factores bioquímicos que pueden estar definidos por los hábitos de vida del paciente.

 

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